Cuando las palabras se someten a la libertad creadora sin atender a la razón, surge la expresión sin ataduras, como se produce en los sueños…
La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí |
Cada instante corría sin cesar. La ansiedad se apoderaba del tiempo.
Veía que pensar era el mejor verbo que decía cada grano de arena.
Siendo irreal ver la soledad subir hasta lo más alto del suelo,
sólo había que llenar el desamparo con momentos libres.
Aquello no era un hueco, era el vacío reivindicándose:
la pisada más honda definía el callar,
la constancia era el objetivo a la muerte...
la constancia era el objetivo a la muerte...
Las rocas agotando la esperanza de correr.
Un mar de sueños sin alas...
(Noelia Falero, 4º ESO)
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